sábado, 26 de diciembre de 2009

Vikingos (del 500 a el 1100)

Vikingos




( del 500 a el 1100)



Los vikingos, que significa "hombres del norte", fueron la última de las tribus bárbaras llamadas germanas por los romanos que aterrorizó Europa. Procedían de Escandinavia y atravesaban velozmente el mar asolando las costas desde sus "drakkars" (llamadas así porque las proas y popas de sus naves estaban adornadas con cabezas de dragón). Empezaron con asaltos y saqueos, retirándose antes de que fuera posible oponerles una resistencia organizada. Pero con el tiempo se volvieron más audaces, llegando a ocupar y a asentarse en gran parte de Europa. Al ser paganos, no dudaban en asesinar a clérigos y en saquear las propiedades de la Iglesia. La población se sentía atemorizada por su ferocidad y crueldad. Por otra parte, eran diestros artesanos, marineros, exploradores y comerciantes. Los vikingos procedían de Noruega, Suecia y Dinamarca. Ellos y sus descendientes controlaron durante algún tiempo la mayor parte de la costa Báltica, gran parte del interior de Rusia, Normandía (Francia), Inglaterra, Sicilia, el sur de Italia y parte de Palestina. En el 825 descubrieron Islandia, donde se asentaron en el 875 (aunque ya estaba habitada por monjes irlandeses). Colonizaron Groenlandia en el 985. Algunos creen que los vikingos llegaron al nuevo mundo y exploraron parte de Norteamérica 500 años antes que Colón. Los vikingos comenzaron haciendo incursiones y posteriormente se asentaron a lo largo de la costa oriental del mar Báltico durante los siglos VI y VII. A finales del siglo VIII, ya realizaban grandes incursiones a través de los ríos de Rusia, estableciendo fortificaciones defensivas. En el siglo IX gobernaban Kiev; y en el 907, una escuadra de 2.000 embarcaciones y 80.000 hombres atacó Constantinopla, aceptando el ventajoso acuerdo comercial que el emperador bizantino les ofreció a cambio de su retirada. Las primeras incursiones vikingas en Occidente datan del siglo VIII. Los daneses atacaron y saquearon el conocido monasterio británico de Lindisfarne, situado en un islote al noreste de la isla, dando inicio a una tendencia que iba a perdurar. La magnitud y frecuencia de las incursiones vikingas en Inglaterra, Francia y Alemania aumentó hasta el punto de convertirse en verdaderas invasiones, en las que se establecían asentamientos con miras a incursiones posteriores. El territorio de asentamiento vikingo del noroeste de Francia se denominó Normandía, que procede del término "hombres del norte" y dio el nombre de normandos a sus habitantes. Un gran ejército danés invadió Inglaterra en el 865, continuando a lo largo de dos siglos su expansión por la mayor parte de la isla. Canuto, quien gobernó simultáneamente Dinamarca y Noruega, fue uno de los últimos reyes vikingos de Inglaterra antes del año 1066. Una gran flota que atravesó el Sena con la intención de atacar París en el año 871 tuvo sitiada la ciudad durante dos años, hasta que se llegó a un beneficioso acuerdo económico para los vikingos. Este incluía un elevado pago en metálico y el permiso para saquear el oeste de Francia sin impedimento. A cambio del cese de las incursiones y de la conversión vikinga al cristianismo en el año 911, el rey de Francia dio el nombramiento de duque al jefe vikingo de Normandía. Del ducado de Normandía, surgió un gran número de famosos guerreros. Entre ellos se encuentran: Guillermo I, que conquistó Inglaterra en el 1066; Robert Guiscard y su parentela, que le arrebataron Sicilia a los Árabes entre 1060 y 1091; Balduino I, rey del reino cruzado de Jerusalén. Las incursiones vikingas cesaron a finales del siglo X. Dinamarca, Suecia y Noruega se habían convertido en reinos, y los reyes dedicaron la mayor parte de sus energías al gobierno de sus dominios. Con la expansión del Cristianismo, los antiguos valores guerreros de los vikingos se debilitaron hasta desaparecer. Las culturas que habían conquistado los absorbieron; y así los ocupantes y conquistadores de Inglaterra se volvieron ingleses, los normandos franceses, y los varegos rusos. La ganadería, la agricultura y la pesca habían sido la base de subsistencia de los habitantes de Escandinavia durante siglos. En los siglos VI y VII, se desarrolló el comercio a lo largo del Mar Báltico y con Rusia a través de sus grandes ríos. Repentinamente, a finales del siglo VIII y por razones desconocidas, comenzaron sus agresivas incursiones sobre las costas de Europa. Tal vez fueran las relativas riquezas con las que habían tropezado como comerciantes; o quizás percibieron cierta debilidad en las civilizaciones del sur; o sencillamente los nuevos avances en tecnología marítima les permitían viajar más lejos y a mayor velocidad. En el 793, los vikingos arrasaron el gran monasterio de Lindisfarne, construido por los irlandeses en un islote de la costa noreste de Inglaterra. Sus largas embarcaciones, rápidas y ligeras, les permitían surcar velozmente los mares y los ríos. Debido a la dificultad de los caminos en el siglo IX, los vikingos podían atacar prósperas poblaciones y monasterios antes de que cualquier tipo de resistencia organizada se les opusiera. Desembarcaban rápidamente saqueando las ciudades y tomando esclavos. Las poblaciones de las costas de Alemania, Francia y Gran Bretaña vivían en el terror de ser presa de sus incursiones. Las autoridades locales se vieron desprestigiadas ante la imposibilidad de defenderse de ellas. La población se volvió hacia los señores feudales, que construyeron castillos para su defensa. Esta situación fortaleció a la larga a los nobles locales, mientras el poder real se debilitaba. A medida que avanzaba el siglo IX, los vikingos se hicieron más audaces. Grupos más numerosos se aliaron para realizar verdaderas invasiones. Saquearon importantes ciudades como Hamburgo, Utrecht y Rouen, estableciéndose en las Islas Británicas, parte de Irlanda (fundando Dublín), Islandia y Groenlandia. Los daneses tomaron y gobernaron durante un siglo la mitad este de Inglaterra. Otras hordas vikingas sitiaron París durante dos años a través de la ruta fluvial del Sena hasta que se marcharon a cambio de dinero y grandes botines. Otro grupo gobernó Rusia desde Kiev y tomó Constantinopla desde el Mar Negro. También saquearon la Península Ibérica musulmana y penetraron en el Mediterráneo. El rey de Francia compró la paz de su país en el siglo X cediendo a los vikingos parte de su territorio (que se llamó Normandía, del término Normans, que significaba "hombres del norte") y nombrando duque francés a su gobernante. Como parte del acuerdo, los normandos se convirtieron al cristianismo. Los normandos llegaron a ser uno de los pueblos más importantes de la Edad Media. Más tarde conquistarían Inglaterra, estableciendo el primer gran reino europeo. Otros grupos de normandos conquistaron Sicilia y la mitad de Italia, además de establecer reinos cruzados en Palestina. Los vikingos dejaron de hacer incursiones a finales del siglo X, en parte debido a su conversión al cristianismo que implicó el abandono de sus pasadas creencias paganas y valores guerreros. Escandinavia se dividió en varios reinos y los nuevos gobernantes se concentraron en el gobierno de sus territorios. Las culturas que rodeaban los emplazamientos vikingos en Rusia, Francia y Gran Bretaña absorbieron a los vikingos. Por otra parte, el desarrollo que habían alcanzado las culturas europeas en materia de guerra para defenderse de la amenaza vikinga tuvo pronta salida en el Mediterráneo Oriental con las Cruzadas.

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