sábado, 26 de diciembre de 2009

Sociedad y modo de vida de los Celtiberos

Los datos que se conocen sobre la organización social y modo de vida de los habitantes de la Numancia celtibérica proceden básicamente de las fuentes clásicas, sobre todo de las narraciones de Apiano, y de las excavaciones llevadas a cabo en la ciudad, a lo que se han venido a sumar en los últimos años las importantes aportaciones de la necrópolis celtibérica, cuyo estudio ha permitido ampliar notablemente el conocimiento del mundo de los vivos al que corresponden los enterramientos.



En cuanto a la organización social, las referencias escritas permiten hablar de dos instituciones principales que tenían un peso específico en el gobierno de la ciudad, y que reflejan una organización no parental de contenido social: la asamblea de ancianos (seniores), y la Asamblea de los jóvenes o guerreros (iuniores). Los ancianos ostentaba mayor poder de decisión, y estaba constituido por una élite definida por su nobleza, valor y riqueza. En la Asamblea de jóvenes, de tipo popular, participaba el pueblo en armas, nombraba a los jefes militares, y decidía sobre los asuntos que afectaban a la colectividad. Las alusiones a ambas Asambleas son frecuentes en las fuentes clásicas sobre Numancia, en especial durante los periodos de enfrentamiento con Roma. Se mencionan también en diversas ocasiones la figura de legados o heraldos, encargados de misiones concretas, así como la existencia de líderes o jefes militares, elegidos por la Asamblea, para hacer frente a determinadas situaciones o necesidades bélicas. Es precisamente a estos grupos sociales de más estatus a los que parecen corresponder los enterramientos de la necrópolis celtibérica. No está reflejada la población al servicio de estos ciudadanos, que mencionan las fuentes clásicas, dado el reducido número de tumbas sin ajuar. La evolución en la ubicación de las tumbas y en las asociaciones de los elementos de ajuar a lo largo de los aproximadamente 75 años de pervivencia de la necrópolis, permite hablar de un incremento de riqueza, paralela a un aumento de población, a lo largo de este periodo. Desde una base tradicional, vinculada a las armas y panoplias de guerrero, y donde el componente simbólico de los adornos, menos frecuentes, está relacionado con lo funcional, se va pasando a un menor peso real y simbólico de las armas a favor de los elementos de adorno y de distinción personal, que hay que relacionar con la incidencia progresiva de la organización urbana; ello conlleva cambios ideológicos que marcan las relaciones sociales, manifestándose en nuevos referentes de identidad y consideración de riqueza.



El desarrollo de lo simbólico, cada vez más despegado de lo funcional, se plasma en la aparición de piezas generadas no para ser usadas, sino para ser mostradas. Buen ejemplo son los remates de los “báculos de distinción” en forma de prótomos de caballo, y las fíbulas de caballito, con o sin jinete, así como las placas articuladas, como tendencia a remarcar lo individual, a través de elementos de distinción personal, frente a lo colectivo.



Otro de los aspectos importantes aportados por el estudio de la necrópolis celtibérica es el relacionado con la dieta alimenticia. Según Apiano, los numantinos comían “carnes variadas y abundantes, y como bebida tomaban vino con miel, pues la tierra da miel suficiente y el vino lo compran a los mercaderes que navegan hasta allí”. La falta de vino era sustituida por la denominada “caelia”, que se hacía de trigo fermentado. Sin embargo, los análisis realizados a los restos óseos humanos indican que la dieta de los numantinos era pobre en proteínas animales y rica en componentes vegetales, básicamente cereales, además de frutos secos, como las bellotas, tubérculos, bayas y legumbres. Los estudios de fitolitos realizados a ocho molinos, han puesto de manifiesto que cinco de ellos habían sido destinados a la molienda de bellota.



La determinación de la dieta alimenticia permite apreciar cómo las diferencias en la alimentación parecen guardar relación con los grandes grupos de ajuares reflejados en la necrópolis; las tumbas con mayor consumo de cereales, vegetales verdes, legumbres y carne se asocian a los enterramientos con armas, mientras que los caracterizados por adornos han consumido una dieta más rica en frutos secos, bayas y tubérculos. Cabe la pregunta de si esta diferencia en la dieta alimenticia que presentan los dos grandes grupos de enterrados, estaría más relacionada con la diferencia de sexo, que con la posición social o estatus. También se ha podido detectar la presencia de un enterrado que se diferencia de los demás por su tipo de dieta, ya que debió incorporar frecuentemente a lo largo de su vida pescado en su alimentación (no se puede diferenciar si de mar o fluvial) lo que permite plantear su origen foráneo.



El hecho de que la base económica de los numantinos fuera la ganadería no implica que fuera importante la ingesta de carne; antes bien, los rebaños constituían el medio de vida y la riqueza que había que conservar. El medio físico propiciaba la actividad ganadera y el aprovechamiento de los pastos, alternando estacionalmente con las zonas próximas de mayor altura; y el entorno medioambiental proporcionaba un medio lo suficientemente diversificado como para aportar los recursos que cubrieran las necesidades de una economía de subsistencia, ya que, además de la ganadería de ovejas, cabras y vacas, hay que considerar los campos de labor, la producción de bellotas, el combustible proporcionado por la madera de los pinares, y las posibilidades que ofrecía el sabinar, del que se podía utilizar la madera y facilitaba además terrenos adecuados para el pastoreo.



Dentro de la actividad económica de los numantinos tuvieron un papel destacado las actividades artesanales, tanto de elaboración de útiles como de otros objetos. La mayor parte de los útiles encontrados están relacionados con la actividad agrícola, la explotación del bosque y, sobre todo, con el aprovechamiento ganadero, en especial vinculado a la transformación de lana y cuero. También se documentan a través de los hallazgos otras actividades relacionadas con la caza, la pesca, la alfarería, el trabajo de la piedra, y la transformación de metales.



Los restos metálicos de armas y adornos hallados tanto en la necrópolis como en la ciudad permiten hablar de la existencia de talleres especializados. Muestra del trabajo local en forja es la abundancia de armas y útiles de hierro recuperados en la necrópolis. Entre los trabajos relacionados con las armas hay que destacar el de las vainas de los puñales, ya que los ejemplares fabricados en hierro adornan frecuentemente su cara visible. Las técnicas empleadas para su decoración son el calado, la incisión y el repujado o troquelado. Los motivos decorativos son muy variados. Existen también referencias para hablar de talleres locales dedicados a la fabricación de adornos de bronce, que aplicaban un variado conjunto de técnicas decorativas; en esta línea hay que resaltar que Numancia destaca por ser el yacimiento donde alcanzan una mayor representatividad, abundancia y frecuencia distintos tipos de fíbulas, como las anulares fundidas, las derivadas de La Tène, y las de caballito; destacan también la serie de “báculos de distinción”, sobre todo los rematados en prótomos de caballo, y las placas articuladas con una rica iconografía. Los broches de cinturón con escotaduras cerradas son también muy abundantes, tanto los de mediano tamaño como los de grandes dimensiones, modelos exclusivos de Numancia. Se ha constatado así mismo una amplia gama de objetos de bronce relacionados con el adorno del vestido y del cuerpo.



Otro aspecto muy destacado de la ciudad es la producción cerámica, en especial, por su singularidad, la correspondiente al s. I a.C. Las cerámicas numantinas, tanto monócromas como polícromas, presentan rasgos singulares y exclusivos. Ninguna otra ciudad celtibérica ha proporcionado ni tan abundante ni tan rica cerámica pintada (se trata en un apartado de este catálogo). A la vista de la riqueza y variedad morfoestética que presenta la cultura material numantina, en distintos aspectos de su actividad, hay que considerar a esta ciudad como un significado centro creativo y modelador de la cultura estética-simbólica-iconográfica celtibérica.

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