viernes, 25 de diciembre de 2009

Tercios Españoles (2)

Combatiendo sin tregua ni desmayo desde Túnez a Frisia y desde las Azores a Grecia, imponían y mantenían el orden hispánico en el mundo. Ellos eran las columnas del Imperio; ellos lo habían creado y lo mantenían frente a los innumerables enemigos de España.




Desde los comienzos de la Edad Moderna, confluyen una seria de elementos, unos nuevos otros antiguos, que producirán cambios radicales en los ejercitos españoles: las experiencias del Gran Capitán en Italia, la tradición guerrera española forjada en la Reconquista y la rápida adopción y difusión en España de las nuevas armas de fuego junto a la influencia militar de la antigua Roma que da preminencia a la infanteria.

Todo ello conducirá a la reforma militar de 1534, por la que se crean en suelo italiano, los primeros Tercios que después serán llamados "Tercios Viejos": el de Lombardía ( de quien se diría posteriromente "padre de todos los demás, y seminario de los mayores soldados que ha visto en nuestro tiempo Europa" ) el de Sicilia, el de Nápoles y el de Cerdeña.

Cada tercio estaba formado por unos tres mil hombres y se dividían en doce compañías de doscientos cincuenta hombres. Unas compañías eran de piqueros y otras de arcabuceros. Cada compañía estaba al mando de un capitán y el tercio completo era mandado por un maestre de campo, que a su vez era capitán de la primera compañía. Esta primera compañía estaba compuesta por soldados selectos, "aventajados" como se denominaban entonces, y era superior en todo a las demás. Otros oficiales del tercio eran el alférez, que era el lugarteniente del capitán y portador de la bandera, y el sargento, que se encargaba de la instrución y el manteniemiento de la disciplina. En los primeros tiempos de los tercios, existía una división intermedia de coronelía, mandada por un coronel, que era a su vez capitán de compañía. Un tercio estaba consituido por tres coronelias de cuatro compañías cada una, pero con el tiempo esta categoria desaparecio.

Los tercios estaban compuestos por voluntarios en una epoca en que los ejercitos solian ser mercenarios o de pago, los mas cotizados eran los Lansquetes Alemanes y los Piqueros Suizos, los primeros se convinaron muy frecuentemente con los tercios españoles, pero los tercios eran más importantes por ser totalmente voluntarios a diferencia de otras unidades de su época.

Estos voluntarios, llamados guzmanes, solían ser nobles e hidalgos, portadores del espiruto de la Reconquista y sus ideales de nobleza guerrera. Por su arrojo, sentido del honor y lealtad a toda prueba , que con su ejemplo inculcaban a los demás, aportaban su sello distintivo a la "temible infantería del ejercito de España", como les llamaba el cardenal Bossuet.



Los tercios eran capazes de realizar sus prodigiosas hazañas gracias a un ideal profundamente sentido por todos los soldados y oficiales que los componían. Este ideal era completamente jerarquizado, cada elemento nacía del anterior. Estos elementos que contituían el ideal eran, como en la Reconquista, Dios, el Rey y la Nación y el honor. La fe católica constituia un pilar fundamental y el servicio al Rey católico como instrumento elegido por Dios para cumplir sus designios en el mundo. La fidelidad al Rey era incondicional en los tercios, el Rey en aquellos tiempos no solo representaba la defensa de la fe, representaba la Nación y la defensa de su honor, esto suponía el deber de servirle a cualquier consideración, todo esto suponía defender el honor de la Nación un concepto absolutamente actual y unitario que los tercios tenían de la Nación. Como defensores de estos valores nacionales propios de su época, en comparación con la carencía de estos por parte de los otros ejercitos mercenarios en su mayor parte de Europa en su época, se sentian el pueblo elegido y consecuentemente superiores a cualquier otra nación y de hecho lo eran por tener un ideal nacional que en Europa todavía no habian desarrollado como se desarrollo en España durante la Reconquista y su etapa final como culminación de un ansiado sueño hecho realidad, España.

Los escritos que nos han dejado estan llenos de de referencias a España , La Patria y Españoles.

Este sentido del honor, que era el que proporcionaba la inquebrantable unidad y la furiosa acometida de los tercios, se materializaba en la espada. La espada el arma noble por excelencia, concepto muy visigodo, simbolizaba a la vez el honor personal y el honor del Imperio.

Con esta moral, no es de extrañar que los tercios fueran la garantía de la victoria. Por mal que le fueran las cosas al Rey de España, siempre podia dar la vuelta a la situación con su invencible infantería.



Esta ideal había arraigado tanto en los soldados, que ha diferencia de los miembros extranjeros que pasaban a formar parte de los ejercitos del Rey de España, tenian que prestar juramento de fidelidad al Rey al alistarse y en cada cambio de Capitán General, para los españoles era tacito, pues su lealtad por el solo hecho de ser españoles era incuestionable para siempre.

Igualmente de estos valores nacía una gran camaradería y hermandad entre los soldados que formaban los tercios. Hermandad forjada en las trincheras y reforzada en los alojamientos comunes. El soldado del tercio nunca estaba solo; sus alegrías y tristezas eran compartidas por su escuadra, su compañía o su tercio entero. Sirva como ejemplo esta fraternal carta que los soldados españoles de Holanda enviaron a los amotinados de Alost para que acudiesen en socorro de los defensores de Gante: " . . . prometemos como Españoles y juramos como cristianos. . . de morir por ellos y por lo que a Vuestras Mercedes tocare, como amigos por amigos y hermanos por hermanos. . . porque Españoles pelear tiene por gloria y vencer por costumbre, pues vamos señores por l'amor de Dios a socorrer el castillo de Gante donde estan nuestros amigos y hermanos". En consonancia con esto los oficiales solían relacionarse con sus soldados del modo en que lo haría un padre con sus hijos , siendo habitual que se referieran a ellos como "muy magníficos señores e hijos míos".



¿Cómo veían sus contemporaneos a los tercios? Algunos testimonios nos pueden ilustrar al respecto. Pierre Brantome, gentil hombre admirador del heroísmo, viendo pasar a los tercios viejos, mandados por el duque de Alba, camino de los Paises Bajos escribió: "esa gentil tropa de bravos y valientes soldados. . . todos viejos y aguerridos, tan bien vestidos y armados que se les podria tomar antes por capitanes que soldados. . . Y hubierais dicho que eran principes, tan altivos eran y con tanta arrogancia y gracejo desfilaban". El ingles Georges Gescoigne, al describir el saqueo de Amberes dice: "Los valones y los alemanes eran tan indisplinados como admirables en su disciplina eran los españoles". Blaise de Vigenere apuntaba: "En cuanto a los españoles no se puede negar que son los mejores soldados del mundo. . .". Justo homenaje que sus enemigos tributaban a los tercios.

Terror de sus enemigos, orgullo de sus compatriotas, tal era la fama que aureolaba a aquellos que fueron la espada del Imperio.



LA GESTA DE CASTELNUOVO



Corria el año 1538 y los turcos, el entonces invencible Imperio Otomano, se extendía imparable amenazando Europa y a toda la cristiandad.

El sultán Solimán el magnífico se había revelado como estratega incomparable, haciendo retroceder a los cristianos de Prevesa iniciando lo que parecía una segura conquista de todas las islas del Mediterraneo y el centro del continente europeo.

Cerca de Ragusa (en la Croacia actual, Dubrovnik), en la parte occidental de la tenaza que forman las llamadas Bocas de Kotor, se encuentra el enclave de Herzeg Novi (Castelnuovo). Alli se hizo fuerte en septiembre de 1538, el tercio español Francisco Sarmiento, enviado por Carlos V para la defensa de la "posición". Lo componian un total de 3500 hombres, ayudados por 300 jinetes griegos y albaneses, con algunas piezas de artillería y un solo barco de aprovisionamiento. Sabían que una vez iniciada la retirada de la flota del almirante Andrea Doria, los refuerzos prometidos por Gonzaga nunca llegarían, y aún así, durante nueve meses , hasta Junio de 1539, fortificaron el lugar y esperaron un enemigo muy superior en numero y armamento y que además contaba con el auxilio de 220 navíos. Con provisiones para cuatro meses y en una proporción de veinte a uno a favor de los sitiadores, se permitieron el lujo los españoles de rechazar la oferta con garantías y honores, que de rendición les brindaba el comandante en jefe del ejército musulmán el temido Barbarroja, respondiendole que ". . .querían morir en servicio de Dios y de Su Majestad, y veniesen cuando quisiesen". Lucharon bravamente rechazando los primeros ataques de los 50.000 soldados turcos de tierra , llegando a derrotar en valientes enfrentamientos cuerpo a cuerpo a la elite de la infanteria contraria, los temibles jenizaros, que en numero de 5000 cargaron varias veces contra los defensores.

La situación se hizo insostenible a primeros del mes de Agosto debido a la potente artilleria traída desde Esmirma para doblegar la resistencia, que diezmó a la tropa e hizo tales estragos en las defensas que al cabo de diez días sólo quedaban en pie 200 soldados españoles que determinaron, como glorioso final, realizar una carga a campo abierto.

Fue el 10 de Agosto de 1939 y casi todos murieron. incluidos el maestre de campo y el comandante del tercio, Francisco Sarmiento, que combatió con sus hombres a pecho descubierto. los escasos supervivientes capturados fueron llevado Constantinopla y convertidos, segun la costumbre del momento, en esclavos para el resto de sus vidas. Sin embargo, una vez allí, veinticinco de ellos demostrando lo indomable del caracter español, se fugaron robando un barco, llegando más tarde al puerto de Messina, donde contaron su historia; de ahí el conocimiento pormenorizado de todo el relato.

Como anécdota de la presencia española en tierras croatas, se levanta todavía hoy, como mudo testigo que pregona al viento las hazañas de nuestros valientes tercios en el siglo XVI, el fuerte de "la Española" bautizado así porque españoles fueron sus constructores.

¿Qué buscaban nuestros compatriotas en ese rincón del mundo? Tan solo defender Europa, la cristiandad y el honor de España, ¿Parece poco?.





Siempre imitados,nunca igualados.

España martillo y azote de infieles.

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