Para rendir homenaje
al apóstol de la idea,
he tejido este romance
¡Español y castellano!,
Viva expresión de la lengua
que glorificó esta raza
magníficamente excelsa.
Quisiera ungir en mi verso
todas las rosas sangrientas
que, en los campos de España,
Brotan cual semilla nueva.
Y en un cáliz de rubíes,
engarzado en ricas perlas,
(la mirada en lo infinito,
el pensamiento en la idea),
al ritmo de la oración,
que a tu memoria se eleva,
ofrendarte, José Antonio,
el amor de España entera.
Sublime como tu muerte
es tu sagrado recuerdo
que es himno de redención
y alba de amanecer nuevo.
¡Qué bella aurora en España
proseguir por el sendero
que marcaste en tu doctrina
y que, desde los luceros
Vigilas eternamente!
José Antonio: no has muerto
eres el alma de España,
vas impregnando en su seno,
y en él ya se inmortaliza
la magnitud de tu ejemplo,
ejemplo que imitarán
los seres dignos y rectos.
Impoluta la conciencia,
esclarecido el cerebro
el corazón siempre henchido
de sublimes sentimientos.
¡Morir por el ideal
cuando en el sentir se funda
es vivir eternamente
en la humanidad futura!
Mártir, profeta de España,
de abnegación fiel reflejo
será tu insigne memoria,
ejemplo de los ejemplos.
¡¡Camaradas!! José Antonio,
Presente y por siempre nuestro …
¡Que alumbre en nuestras conciencias
la clara luz de su ingenio!
F. HERNANDEZ MANCHÓN
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