sábado, 26 de diciembre de 2009

La Necrópolis Celtibérica

La necrópolis, descubierta en 1993, se localiza en la ladera sur del cerro y tiene una extensión de poco más de una hectárea. La excavación de este cementerio ha aportando una importante información sobre la vida de los numantinos, ya que a través del estudio de la estructura de las tumbas, los elementos de ajuar, la composición y organización del cementerio, así como de los análisis osteológicos, se conocen nuevos aspectos del ritual funerario y de la organización socioeconómica. Las 155 tumbas descubiertas ofrecen una estructura funeraria muy simple; consiste básicamente en un pequeño hoyo de dimensiones variables, en el que se depositan directamente los restos de la cremación acompañados de ajuares y ofrendas de distinta naturaleza -predominando los objetos de metal- y de un pequeño vaso cerámico, que a modo de ofrenda se depositaban en el exterior. Algunas piedras limitan y protegen, generalmente, de forma parcial los enterramientos y ajuares.




Algunos de los enterramientosestán señalizados con estelas de piedra bruta visibles al exterior. Los 155 conjuntos permiten distinguir, al menos, cuatro tipos de enterramientos: con armas (espada, puñal, escudo, punta de lanza y regatón); con adornos y broches de cinturón, entre los que destacan once tumbas con estandartes o báculos de distinción; otros con fíbulas, agujas o canicas; y un cuarto grupo sin ajuar. Las tumbas estaban organizadas en grupos, dejando espacios intermedios vacíos o con menor intensidad de enterramientos, que se diferencian tanto por su ubicación espacial, como por las características de sus ajuares. El grupo que ocupa la zona central de la necrópolis es el más antiguo (del primer momento de la ciudad, finales del siglo III e inicios del siglo II a.C.) y se caracteriza por la presencia más generalizada de armas y objetos de hierro. Otros dos grupos más modernos aparecen separados y dispuestos en torno a éste, conteniendo sus ajuares, mayoritariamente, elementos de adorno y objetos de prestigio de bronce (las armas se reducen a algún puñal dobleglobular con rica decoración).



Se practica en esta necrópolis de forma generalizada, al igual que en otras celtibéricas, la inutilización intencionada de todas las armas y objetos de metal. Llama la atención la uniformidad de los restos humanos depositados en todas las tumbas, muy escasos y seleccionados -corresponden únicamente a zonas craneales y huesos largos- y fuertemente fragmentados, que hacen pensar en una acción intencionada, abriendo una nueva perspectiva en la diferenciación de prácticas rituales en las necrópolis celtibéricas. Todos los huesos humanos han sido cremados a una temperatura que oscila entre 600º y 800 º C., lo que se ha podido determinar por su coloración y contenido orgánico. Es frecuente que acompañen a estos restos huesos de fauna, a veces cremados, correspondientes a zonas apendiculares, costillares y mandíbulas (sobre todo de potros y corderos).



Este ritual se conoce en otras necrópolis celtibéricas y se relacionan con porciones de carne del banquete funerario destinadas al difunto. Un porcentaje alto de tumbas (31,8%) sólo contiene restos de fauna, lo que hace pensar en enterramientos simbólicos, condicionados por la dificultad de recuperar el cuerpo del difunto.

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