viernes, 25 de diciembre de 2009

Tradiciones Celtas

Tradiciones:












Inauguración real:



Se reunía al pueblo y se hacía traer una yegua blanca.



El rey electo –pues la realeza no es hereditaria- se presentaba ante la asamblea y anunciaba, sobre manos y rodillas, que era un animal, a continuación pretendía (¿) copular con la yegua, que era después sacrificada y cocida.



Cuando el guisado estaba a punto, el aspirante se introducía en el caldero, bebía su caldo y comía la carne, tras lo cual era proclamado rey.



Este ritual, aún se practicaba en el Ulster en el s XII.















Las tres muertes:



Este ritual consistía en aplacar la ira de tres dioses, Teutates, Esus y Taranis. Al primero se le aplacaba mediante la cremación de las víctimas, al segundo, mediante la suspensión de las mismas de los árboles (ahorcamiento), y al tercero, a través del ahogamiento, introduciendo preferiblemente a las víctimas en un gran caldero, aunque cualquier medio acuático, servia para dicho fin.











Cabezas cortadas como trofeo:



Era nuestra costumbre cortar la cabeza de los enemigos caídos en el combate, los celtas creemos que el espíritu de un hombre reside en su cabeza, por lo cual la posesión de esta suponía la adquisición de la fuerza del guerrero vencido; se colgaban del caballo del vencedor y una vez adecuadamente momificadas, se exponían como trofeo.



En algunas tribus, la iniciación de los jóvenes guerreros consistía en salir del poblado y volver con una cabeza humana.













El Torques:



Representa el estatus del individuo, así, según su rango, podía ser de bronce, plata u oro, considerándose vencido el guerrero que perdiese el torques aunque siguiese armado.











Alianza entre clanes:



Para confirmar una alianza entre tribus, los jefes bebían unas gotas de sangre de cortes que se hacían en los brazos.











El Don:



Para nosotros era muy importante el Don. Consiste en empresas o servicios en los que se corría peligro de muerte.



Así, una persona pide a otra un Don, y esta se la debía conceder: No obstante si luego no lo cumplía, podía disponer para cualquier otra cosa de aquel que no cumplio el Don concedido.















Deudas para la inmortalidad:



Es tal nuestra creencia en la inmortalidad de las almas, que solemos hacer préstamos que serán devueltos en la otra vida.















Leyes:



Las relaciones legales se establecían, no entre individuos sino entre familias. Lo más destacable, es la ausencia de responsabilidad individual en el terreno penal, pues era el grupo familiar al completo, el que debía asumir las acciones del infractor.



Todos los miembros de un mismo clan, debían satisfacer colectivamente la ofensa inflingida, y pagar el precio, en el caso de homicidio, el pago era de 7 esclavos o 21 vacas, este delito se llamaba “odio de sangre”.



Era normal, sobre todo en Irlanda, la existencia de alguien de mayor rango que se responsabilizase del individuo fuera de su propio territorio, este a cambio, le prestaba un servicio, generalmente militar; todo esto, sin que el implicado perdiese su estatuto de hombre libre ni su capacidad para poseer ganado y tierras.



Cuando un individuo del clan era expulsado de este, perdía todo derecho a protección ni a participar de los actos de su comunidad, siendo rechazado y abandonado a su suerte, encontrándose ajeno y desvinculado de su gente.





Era costumbre entre nosotros, hacer prestamos, que podían ser incluso satisfechos en la otra vida, siguiendo la creencia de la inmortalidad de las almas.













Matrimonio:



No muy conocido, el derecho matrimonial presenta rasgos arcaicos, predominando la patriarcalidad, ejerciendo su patria potestad sobre todos los miembros del clan.



Se practicaba la endogamia, salvo en las clases nobles, donde era normal tener varias esposas o maridos y amantes.



El matrimonio se podía concertar por un periodo de tiempo, tras el cual, ambos quedaban libres.



El divorcio era una práctica muy normal.



Existen hasta diez tipos de contratos matrimoniales, desde el temporal, hasta el permanente.



Era asimismo corriente la existencia de una esposa secundaria, y el concubinato era plenamente legal y aceptado, considerado como una situación lógica.















Sociedad:



No existen excesivas distinciones sociales, y así, la mayor ocupación se basa en el cuidado del ganado, la agricultura, aunque escasamente (de la que se ocupaban primordialmente las mujeres), la caza, la pesca, y sobre todo, la guerra.

Los ancianos son muy considerados, pues en ellos reside la sabiduría, y en una sociedad de tradición oral, son los mas viejos los que han podido aprender las diferentes historias de la cultura que han heredado.



Tan considerados como estos son los “tirné”, jóvenes guerreros, saqueadores de los pueblos más ricos del sur, y pesadilla de las legiones romanas.



Los celtas formábamos una sociedad militar, gobernada por valerosas reinas y reyes guerreros, y una clase alta de aristocracia.



Eran respetados por su habilidad como jinetes y por su fiereza en el combate, al que acudíamos con ímpetu arrollador después de haber cabalgado a veces, muchos kilómetros: La facilidad con que conquistamos enormes territorios, demuestra nuestro poder en la guerra.



Tanto los mitos como las fuentes históricas han reflejado el orgullo celta con que el guerrero se vestía para la batalla.



En la guerra de las Galias, César escribe: “Los celtas pintan sus cuerpos con tintura de glasto, para parecer más terribles.



Llevan el pelo largo y los cuerpos afeitados, a excepción del labio superior y la cabeza”.





Diodoro de Sicilia, contemporáneo de César nos describe así: “Altos, musculosos, de piel y cabellos claros, aunque no todos si la mayoría; recogen su pelo hacia atrás en lo alto de la cabeza, dejándolo luego caer sobre la nuca y el cuello, de modo que presenta un aspecto tan recio como la melena de un caballo..”.



Herodías, en el s. III d.c. sigue:...”Poco acostumbrados a llevar ropas, adornan sus cuellos y cinturas, lo que consideran un símbolo de belleza y de prosperidad económica, tatúan su cuerpo con dibujos abstractos y toda suerte de animales, acudiendo casi siempre desnudos a la lucha...”













Costumbres y vestimenta:



Tanto hombres como mujeres prendían sus cabellos con gruesos alfileres y sus ropas con fíbulas; además se adornaban con joyas de oro y plata ricamente elaboradas.



Aquellos que no podían acceder a este tipo de joyas, se surtían de otro tipo de productos tanto indígenas como importados (objetos de bronce, con incrustaciones de metales preciosos, cuentas de vidrio, ...).



La vestimenta consistía en un sayo largo, hasta el medio muslo y provisto de mangas cortas realizado en lana o lino, que a veces se adornaba con motivos geométricos.



Esta vestimenta se cubría de una capa negra de lana para protegerse del frío y de la lluvia.



Ceñían sus vestimentas con cinturones de cuero con apliques metálicos.

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